¿Qué se puede hacer en el alcoholismo?
Reconoce el problema. Muchos hijos de
padres alcohólicos intentan proteger a sus padres ocultando el problema.
Admitir que uno de tus progenitores tiene un problema —a pesar de que él no lo
haga— es el primer paso para tomar el control de la situación. Empieza
contándoselo a un buen amigo, a un profesor o un consejero. Si no te sientes
capaz de contárselo a alguien que conoces, llama a una organización de apoyo
como Al-Anon y Alateen (disponen de un servicio de atención telefónica
permanente en el número 1-800-344-2666) o busca ayuda en Internet.
Mantente informado. Ser consciente de
cómo te afecta el problema de tu progenitor con el alcohol te ayudará a ver las
cosas en perspectiva. Por ejemplo, algunos jóvenes que viven con adultos
alcohólicos tienen miedo de decir lo que piensan o demostrar cualquier enfado
normal u otras emociones porque temen desencadenar la conducta de beber en el
alcohólico. Recuérdate que no eres responsable de que tu progenitor beba
demasiado y de que no puedes provocar ni detener ese comportamiento.
Identifica tus propias emociones. Cuando experimentes
emociones como el enfado o el resentimiento, intenta identificarlas. Habla con
un amigo cercano o escribe sobre cómo te sientes. Aceptar cómo te hace sentir
el problema que tiene tu progenitor con la bebida puede ayudarte a no ocultar
tus emociones ni a simular que todo va bien.
Aprende estrategias de afrontamiento saludables. Cuando uno crece
rodeado de gente que se refugia en el alcohol u otras formas no saludables de
afrontar los problemas, esas personas se convierten en sus ejemplos. Observar
nuevos modelos de afrontamiento puede ayudarlo a aprender estrategias
saludables y formas adecuadas de tomar decisiones.
Tus
entrenadores, tus familiares -como un tío o un progenitor no sea alcohólico-,
tus amigos y tus profesores, todos tienen que afrontar cosas como la
frustración y la decepción. Observa cómo lo hacen. Los consejeros escolares
pueden ser un estupendo recurso en este tipo de situaciones. La próxima vez que
tengas un problema, pide ayuda a alguien de confianza.
Busca apoyo. Es bueno que compartas tus emociones
con un buen amigo, pero es igual de importante que hables con un adulto de
confianza. Tus consejeros escolares, tu profesor favorito o tu entrenador
podrían ayudarte. Algunos jóvenes acuden al delegado de la Educación contra las
drogas y el alcohol de su centro de estudios. Otros prefieren hablar con un
pariente o con los padres de un buen amigo.
Puesto
que el alcoholismo es un problema ampliamente extendido, varias organizaciones
ofrecen grupos de apoyo de carácter confidencial y reuniones para personas que
viven con alcohólicos.
Alateen es un grupo creado específicamente para gente
joven que vive con adultos que tienen problemas con la bebida. Alateen también
ayuda a los jóvenes cuyos padres ya han iniciado el tratamiento y/o están en
proceso de recuperación. El conocido grupo Alcohólicos Anónimos (AA) también
ofrece apoyo a personas que viven con alcohólicos.
Detén el ciclo. Los jóvenes que son hijos de
alcohólicos están expuestos a un mayor riesgo de volverse alcohólicos. Los
científicos creen que esto obedece tanto a la genética como al ambiente en que
se creían estos niños. Por ejemplo, pueden empezar a beber como forma de evitar
el miedo, el aburrimiento, la ansiedad, la tristeza u otras emociones
desagradables. Entender que podría haber un problema y encontrar a adultos y
compañeros que podrían ayudarte sería la mejor forma de reducir el riesgo a que
desarrolles problemas con la bebida.
El
alcoholismo es una enfermedad. Puedes expresar amor y apoyo a un ser querido
pero nunca podrás poner fin a sus problemas con la bebida. Hablar sobre el
problema, buscar apoyo y elegir formas saludables de afrontar los problemas son
elecciones que puedes hacer para sentir que controlas más la situación. Y, por
encima de todo, s¡ no te des nunca por vencido.
Referencia:
kidshealth.org/teen/en_espanol/mente/coping_alcoholic_esp.html
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